Vuelve a surgir cual ave Fenix, y sigue merodeando cual vagabundo de la Biblioteca de Babilonia, buscando el libro de libros, en donde explica el porqué de su existencia/in-existencia, hasta que otra lluvia la apaga.
Conteniendo las lágrimas de desesperación por no encontrar respuestas, Izel se apaga hasta que vuelva a surgir otra pregunta que la incite a seguir con su búsqueda infinita, absurda... hasta que llegue otra lluvia de un segundo a apagarla y ella duerma hasta la siguiente excursión.
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